“Demasiado
a menudo subestimamos la rapidez con que cambian nuestros sentimientos porque
subestimamos nuestra propia capacidad para cambiarlos.” -David Gilbert.
Se suele
decir que algunas de las características de nuestra personalidad son heredadas
de los padres, pero también se piensa que a través de nuestra vida podemos
aprender a controlar las emociones antes que se nos salgan de las manos. Sin
embargo muchas veces nos dejamos llevar por las emociones del momento y no
podemos o no queremos controlarlas.
Cuando nos
enojamos dejamos salir una energía increíble que muchas veces no podemos
ocultar aunque pongamos esfuerzo en ello, el enojo surge a consecuencia de
situaciones que nos causan malestar y/o circunstancias desagradables como una
humillación, para dar un ejemplo de las muchas causas que puede provocarnos
enfado, y que a la vista de otras personas pueden parecer insignificantes. Puede suceder que tengamos más tendencia al enojo cuando nos sentimos
cansadas, bajo un fuerte estrés o sencillamente porque algunas veces estamos
más sensibles de lo acostumbrado, y lo que en determinado momento nos provoca
enojo, en otro momento podría no afectarnos.
En un
momento de cólera hay
un sentimiento de excitación y necesitamos tomarnos nuestro tiempo para que esa
excitación desaparezca, muchas veces es necesario recluirnos en nuestra
recámara o en un lugar a solas, alejadas de las personas o cosas con quienes
sentimos enfado, para evitar perder el control saber como actuar, para no decir o
hacer cosas de las que mas tarde podríamos arrepentirnos, o por el contrario,
se es otra persona que esta experimentando ese enojo sin ninguna razón
aparente, es mejor darle su espacio para que se calme, para no contrariarla aun
mas.
Cuando
experimentamos un episodio de enojo es mucho mas difícil
controlar nuestras emociones, frustraciones y muy pocas veces podemos tomar una
decisión adecuada, porque actuamos por impulso o por la emoción del momento,
para darnos cuenta más tarde que el enojo que en su momento sentimos fue más
grande al motivo que nos lo provocó. Muchas veces pensamos que al enojarnos
podemos descargar la rabia o frustraciones que se han venido acumulando por
algún tiempo, por lo mismo no intentamos reprimir esa emoción o sentimiento de
enojo, para darnos cuenta más tarde que no sentimos un alivio sino tan sólo un
desahogo momentáneo.
Algunas
sugerencias para controlar el enojo.
Qué hacer para controlar el enojo:
- Analizar la situación con la mayor tranquilidad posible.
- Pensar antes de actuar.
- Estar conscientes de lo que estamos sintiendo en esos momentos.
- No dejarnos llevar por la emoción del momento.
- Restarle importancia a la situación, hasta donde sea posible.
- Reflexionar si la causa del enojo no es un malentendido.
- No dejar que un motivo de enojo se vuelva obsesión.
- Tratar de ver la situación desde el punto de vista de la otra persona.
- Utilizar las palabras adecuadas “yo siento”, “yo creo”, “yo quiero”… en lugar de culpar a otras personas.
Vale la
pena tomar en cuenta que el enojo es un emoción normal y muchas veces es
conveniente y hasta aconsejable demostrarlo sin perder el control o sin
extralimitarnos para dejar claro nuestro desacuerdo. Para poner un ejemplo
podríamos hablar de nuestros hijos, que muchas veces se sienten con el derecho
de minar nuestra autoridad y/o de faltar al respeto de sus mayores, es bien
sabido que el enojo es difícil de controlar, porque aunque no lo
queramos o no nos guste nos encontramos diariamente con personas y/o
circunstancias desde las mas insignificantes, hasta las más complicadas, como
sentirnos molestas por que nuestro cabello no se acomoda, o porque se nos
quebró un uña, hasta una discusión con nuestra pareja.
Tener control
sobre nuestras reacciones no es lo mismo que reprimir lo que estamos
sintiendo, pero haciendo un esfuerzo, podemos evitar que el enojo se haga
violento y nos haga vociferar estruendosamente lo que en nuestro estado normal
no haríamos, porque muchas veces, el silencio es mas elocuente que los gritos y las palabras
altisonantes provocados por la ira y nuestro descontento, no debemos olvidar
que antes de actuar y de hablar, debemos contar hasta diez.
Cualquiera
que sea al caso o la razón del enojo, debemos esforzarnos en buscar el
diálogo, no debemos callar las razones por las que nos sentimos mal y
con enfado, pues se sabe que expresarnos es fundamental, muchas son las
personas que tienen por norma o habito, dar rienda suelta al enojo, es una
habito que se puede romper, si aprendemos primero a razonar y tratar de
encontrar lo que nos hace enojar y aprender a manejarlo de una manera que no
perjudique o haga mas grande el conflicto o lo que pensamos que es un
conflicto.
Podemos
aprender a controlar nuestras emociones, y cuando lo hagamos nosotras mismas
seremos las más beneficiadas con ello. Controlar nuestras emociones podría
hacer una diferencia enorme en nuestro entorno y en nuestra vida en general.
FUENTE: ENRIQUE MONTERROZA
FUENTE: ENRIQUE MONTERROZA
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