A veces ocurre que sentimos que no somos
dignos de Dios, que no somos dignos de su amor. Medimos nuestras
acciones y llegamos a la conclusión que somos muy malos y desagradecidos
y es allí al autoevaluarnos en donde entristecemos y pensamos que Dios
no se merece a alguien como nosotros, que no estamos a la altura de ser
sus hijos o que simplemente Dios ya se canso de nosotros y de nuestras
continuas fallas.
¡Vaya!, pareciera que se te ha olvidado
lo que significa el amor de Dios, pareciera que estas tratando con un
dios humano y no con un Dios Sobrenatural. No puedes medir el amor
que Dios te tiene en base a lo que haces o dejas de hacer, el amor de
Dios hacia tu vida no varia en base a tus conceptos, juicios o críticas,
su amor va más allá de tu pensamiento humano, su amor es Sobrenatural,
es decir: sobre pasa lo natural.
Hoy Dios quiere recordarte algo que a pesar que lo sabes quizá en este momento de tristeza se te ha olvidado:
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.”
Jeremías 31:3 (Reina-Valera 1960)
¿Comprendes lo que significa amor eterno?, ¿Comprendes lo que significa: “te prolongué mi misericordia”?
¿Sabes porque Dios te sigue amando?,
porque Él como Padre amoroso sigue creyendo en ti, Él sabe que estás en
este proceso de transformación, a Dios nada se le escapa, el conoce cada
una de tus fallas, así como también cada una de tus virtudes, Él te
conoce tal y como eres, a Dios no lo podemos engañar.
Quizá la gente que nos rodea tiene muy
buenos conceptos de nosotros, pero nosotros que sabemos bien quienes
somos nos sentimos mal al darnos cuenta que no somos lo que quisiéramos
ser para Dios, sin embargo Dios a pesar de conocernos tal y como somos
nos sigue amando y sigue creyendo en lo útil que somos y seremos para su
obra.
Querido amigo y querida amiga, el amor
de Dios hacia tu vida es inmenso y nunca se acaba, no te sientas triste
por no ser lo que quisieras ser, al contrario agradece al Señor por su
misericordia prolongada y trata cada día de ser mejor para Dios.
Que el hecho de no sentirte digno de
Dios no te haga desistir de este camino, sino que al contrario, te
motive a buscar más de Él, a ser ese hijo o hija que Dios se merece.
Nunca creas que Dios se canso de ti,
porque Él nunca se cansa de nadie, lejos de cansarse de ti siempre esta
dispuesto a extender su mano para levantarte, abrazarte y decirte: “Tu puedes, porque yo voy contigo”.
¡Vamos! ¡Levantémonos!, vivamos cada día
agradecidos por su amor y comprometidos en buscar la santidad, no nos
desanimemos al tropezar, en su lugar tomemos la mano extendida de Dios,
recibamos su abrazo y escuchemos sus palabras que nos animan a no
desmayar, a no quedarnos enterrados, sino a levantarnos e intentarlo
cuantas veces sea posible pues la garantía de nuestra victoria es y será
su presencia de nuestro lado.
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