“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”.
Jeremías 31:3
En la vida luchamos diariamente con
situaciones que no son de nuestro agrado, situaciones que no nos
permiten ser felices a totalidad o que simplemente nos roban momentos de
paz porque nos llevan a hacer cosas que realmente no quisiéramos hacer y
que muy en el fondo de nuestro corazón quisiéramos cambiar.
Quizá en algún momento lograste
estabilizar tu vida, lograste vencer aquello que tanto te incomodaba
cuando llegabas delante de la presencia del Señor, aquello que hacía eco
en tu mente cuando decidías tener momentos a solas con Dios, aquellos pensamientos
que te atacaban tratando de desestabilizar tu vida intima con el Señor,
mas sin embargo por alguna razón volviste a lo mismo, y eso ya se
convirtió en un círculo, en donde te arrepientes, pasas un tiempo
estable y luego vuelve al mismo error.
Y es que hay algunas áreas de nuestra
vida que se tienen que ir restaurando progresivamente, quizá no será de
la noche a la mañana, ni de una semana para otra, pero a pesar de ello, Dios está trabajando en nosotros y en especial en esas áreas que son un mal sabor de boca para nosotros.
Quizá ese proceso comenzó en tu vida,
poco a poco comenzaste a vencer aquello que tanto daño espiritual te
hacía, poco a poco comenzaste a dejar aquel habito maligno que lo único
que hacía era acusarte delante del Señor. Por un tiempo te sentiste que
por fin lo habías logrado, te sentiste seguro que ya todo había pasado y
esa seguridad se convirtió en tu peor enemigo, ya que bajaste guardia y
volviste al mismo error nuevamente.
Hoy quizá estás leyendo esto,
confundido, triste y hasta cierto punto un poco enojado contigo mismo
porque te dejaste vencer nuevamente por aquella área que creías
superada.
Y es que nadie puede sentirse que ya lo
ha vencido todo, pues cada día nos enfrentares a situaciones que
ameritaran que estemos en guardia, que no bajemos ritmos y que sobre
todo estemos apegados a nuestro Padre Celestial, porque de otra manera
seremos presa fácil para el enemigo.
Y es que tampoco voy a negar que hay un
sentimiento horrible que después de un tiempo de sentirte seguro, que ya
todo había pasado y que por fin habías podido vencer esa área que te
daba dolor de cabeza, vienes y nuevamente caes en el mismo error.
Ese sentimiento que ahora te invade, de
fracaso quizá, de desesperación, de rendición y todo lo que te quiera
llevar a no intentarlo mas no puede ser producido por Dios, pues Dios jamás te podría sentimientos de desanimo y derrota, al contrario, El siempre ha creído en ti porque te ve con ojos de amor.
Hoy quiero invitarte a que comiences de
nuevo, a que no te des por vencido a que no creas que todo esta acabo o
que nunca podrás vencer esa área, estoy seguro que en Cristo si la
puedes vencer, dejándote tomar de la mano por El y estando apegado a El.
No creas que todo se ha acabado, no creas que eres un caso perdido, porque para Dios
no hay caso perdido, El siempre tiene un oportunidad mas para ti, pero
es necesario que esta vez no te confíes, que no creas que lo tienes todo
bajo control, sino que al contrario, siempre dependas de El, que jamás
te sueltes de su mano y sobre todo que mantengas esa comunión con El
activamente y diariamente.
Hoy es necesario que lo intentes
nuevamente, que comiences de cero, los errores son del pasado, ayer ya
paso, el hoy es el que vale para que el mañana sea perfecto como Dios anhela que sea, ¡Levántate!, ¡No te rindas!, ¡Comienza nuevamente!
Dios te ve y mira en ti el potencial que hay para llevar a cabo muchas tareas para su beneficio, Dios quiere usarte pero para ello tienes que pasar por ese proceso en el cual El te moldeara exactamente como te necesita para esa determinada tarea, por lo tanto ¡Comienza nuevamente!
Quizá te cueste perdonarte, pero tienes que saber que cuando le pides perdón a Dios de corazón y sinceramente, Dios te perdona, entonces, ¿Por qué no te perdonas tu mismo?, perdónate ya, no te acuses mas, porque Cristo te pregunta:
¿Dónde están los que te acusaban?, El te toma de la mano y te levante y
al ver que no hay nadie de los que te acusaban te dice: “Ni yo te acuso, ¡Vete y no peques mas!”.
Jesús no te acusa, al contrario, el te
levanta y te da nuevas oportunidades, aprovecha esta nueva oportunidad
para vencer y jamás volver a ser vencido, el enemigo te puede ganar una
batalla, pero jamás te ganara la Guerra, porque tienes de tu lado a Jehová de los Ejércitos.
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