¡Qué importante es reflejar lo que somos en Cristo, todo lo que hemos recibido, en nuestra propia familia. Cuando uno vive en un hogar lleno del Espíritu de Dios, sus días más felices no los pasa fuera de allí, sino junto a sus seres queridos. Dios está trayendo un tiempo de restauración y cambio para poder dar lo mejor de uno mismo en nuestra propia casa.
Aunque a veces la realidad en el hogar sea un tanto conflictiva, es
necesario que lo mismo que sentimos en la iglesia, lo podamos trasladar a
nuestros seres más íntimos. Y aunque no todos tengan la misma
expectativa de lo que Dios está haciendo en nosotros, es necesario que
con paciencia y amor podamos hacerlos parte. De esta manera ellos
también, poco a poco, podrán experimentar grandes cosas de parte del
Señor.
En Marcos 5:1-20 nos muestra como un endemoniado de la región de los
gadarenos pudo encontrar la libertad. Fue tanto su agradecimiento que le
imploró a Jesús poder irse de allí, con ellos para siempre. Sin
embargo, el Señor lo comisionó a volver a su familia y contarles lo
ocurrido. Así fue como, no solo su hogar fue conmovido, sino toda la
región de Decápolis también. Todos fueron transformados por su
testimonio.
Este es un tiempo de sanidad y restauración. Es por eso que cuando
hay conflicto en un hogar, aunque lo más frecuente sea alejarse, en
realidad lo que el Señor nos motiva hacer es a pasar más tiempo
compartiendo el amor y el perdón que hemos recibido de Dios. ¡La
atmósfera de tu casa cambiara si le permites entrar al Espíritu de Dios!
Cada familia tiene sus luchas y adversidades, pero más allá de todo lo que ocurra, el Señor quiere estar en tu casa. ¡Jesús es más grande que cualquier problema!
En 2 Reyes 4:8-11, tenemos también
el ejemplo de un matrimonio de Sunem. Todo comenzó cuando la esposa
comprendió la verdadera importancia de la visita de un hombre de Dios
como Eliseo a su casa. Y fue así como se puso de acuerdo con su marido
para hacerle una habitación especial y poder alojarlo cuando pasara por
la ciudad. Ellos atrajeron la presencia de Dios a su hogar.
De igual manera que en Sunem, el Señor está queriendo pasar tiempo
con nuestra familia. Por tanto apartemos un momento cada día y oremos
junto a quienes viven con nosotros para que el Señor también haga morada
en nuestra casa.
Ellos se unieron por un propósito y la bendición fue tan grande que los sorprendió.
Claro que esta no es tarea fácil, pues cada integrante puede tener
diferencias en los horarios, gustos y actividades. Sin embargo, si nos
esforzamos, podremos encontrar algún momento para pasar un tiempo de
unidad, búsqueda y restauración.
Los peores tiempos de la historia de Israel, tienen que ver con el
cautiverio a causa de la rebeldía. En un tiempo, ellos dejaron de servir
solo a Dios y se acercaron a las costumbres paganas. Fue así como el
Señor también permitió que supieran lo que era vivir fuera de su
cobertura, pues de otra manera, nunca entenderían la diferencia.
El enemigo les estaba robando y, lo peor, era que se lo permitían. En
lugar de consagrarse y buscar volver al camino, cedían frente a la
desobediencia e idolatría. La solución a esto Dios lo anunciaba una y
otra vez levantando profetas: si se volvían a Él y se humillaban delante
de su presencia, todo sería restaurado.
Tal vez hoy solo ves destrucción o indiferencia en tu hogar. Puede
que sea una situación de mucho tiempo o fruto de malas decisiones. Sin
embargo, no estás atado a una realidad así. Si hoy decides volverte a
Dios, rendirte delante de su presencia, Él puede sanar cualquier
corazón.
¡No permitas que el enemigo te siga robando la paz y la armonía de tu
familia! Si estás leyendo estas líneas en este momento, es porque Dios
tiene un propósito contigo y con los tuyos. Es más, ¡Él ya ha comenzado
algo grande en tu casa!
Así como la sunamita, si buscas ponerte de acuerdo con tus seres
queridos y le dan un lugar al Señor en tu casa, verás que se comenzará a
derramar una unidad espiritual inigualable. La oración en conjunto
provoca cambios.
Luego de muchas batallas, en los tiempos del rey David, el arca del pacto quedo en mano de los filisteos. Sin embargo, fue tanto el malestar que esto provocó al pueblo, que en 2 Samuel 6:1-11 vemos como el rey logra recuperarla. Es allí donde comienzan a buscar un lugar para depositarla y surge la posibilidad de llevarla a la casa de Obed-Edom. En el versículo 11 dice: “Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa”. El arca del pacto en los tiempos bíblicos representaba la presencia de Dios. Y Oben Edom fue bendecido es así como el haberle abierto las puertas a la presencia de Dios, trajo bendición a toda su familia.
Así como dice este pasaje, podemos cambiarle el nombre a este gran
hombre y colocarle el nuestro en su lugar, a modo de declaración: Y
estuvo el arca de Jehová en casa de………….; y bendijo Jehová a ……………………. y
a toda su casa!
Este es un año para abrirle las puertas al Señor y prepararte para experimentar grandes cambios en tu familia. La presencia de Dios te sana y te da creatividad para seguir adelante y no cesar en tu confianza de seguir a Cristo.
Este es un año para abrirle las puertas al Señor y prepararte para experimentar grandes cambios en tu familia. La presencia de Dios te sana y te da creatividad para seguir adelante y no cesar en tu confianza de seguir a Cristo.
Obed-Edom era una persona simple, sin embargo al abrir las puertas de su casa al arca de Dios, atrajo una bendición sin igual y quedó plasmado en la historia! No importa si tu casa es glamorosa o muy humilde, lo importante es que te puedas unir a los tuyos para darle la bienvenida al Espíritu Santo.
Cuando Jesús está en casa, los milagros comienzan a suceder.
En los tiempos de Jesús, vemos en Marcos 2:1-11 una visita a una casa
donde se relata cómo cuatro amigos se reunieron para acercar a un
hombre paralítico delante del Señor. Aquí también vemos cómo alguien lo
invitó, le abrió sus puertas y los milagros comenzaron a suceder.
Cuando traes a Jesús a tu casa, todo comienza a mejorar. Así como
estos amigos no se quedaron con el primer “no” y subieron al techo hasta
ver el milagro hecho realidad, así también debemos luchar por nuestra
familia y perseverar hasta ver el cambio y la transformación realizarse.
Toma un tiempo con los tuyos para buscar la presencia del Señor y para
ponerte de acuerdo. Este es un tiempo de paz y de perdón. ¡Si Jesús está
en tu casa, todo va a ser renovado!
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