Con sabiduría se edifica una familia y con prudencia se consolida” Proverbios 24:3 (N.V.I.)
Dios nos equipo para reaccionar ante
diferentes situaciones y nos dio emociones para que a través de ellas
podamos disfrutar o lamentarnos de las cosas de la vida. Las que no
parecen “tan buenas” no significa que son malas, hay gente que llora de
alegría no por dolor. Las emociones mal manejadas pueden arruinar
posibilidades de éxito. Una reacción que hoy día se evidencia con mucha
frecuencia en lugares de trabajo, familias en todo lugar donde hay
personas es la ansiedad.
¿Qué es la ansiedad y cómo manejar adecuadamente?
La ansiedad es esa reacción de alerta en
nuestro organismo a nivel general ante la amenaza de peligro, ante una
situación nueva o incómoda. Es necesaria en la dosis correcta nos alerta
para adecuarnos responder, protegernos o defendernos y bien controlada
nos lleva a prepararnos para enfrentar las exigencias de la vida.
Hay gente que se ahoga en ansiedad y su
cuerpo se desgasta antes de emprender una acción porque la ansiedad los
consume. Entonces buscan calmantes como lo es soltar palabras hirientes,
comer desmedidamente, llorar y otras acciones nada favorecedoras para
la salud y las relaciones sociales. La ansiedad descontrolada puede
sabotear la oportunidad de disfrutar la vida. Es normal sentir ansiedad
ante algo desconocido, nuevo pero también es necesario aprender a
controlarla. Ese entrenamiento viene desde niños donde aprendemos de
nuestros padres como enfrentarnos a la vida, por eso padres recuerden
que tenemos alumnos 24 horas al día aprendiendo a vivir.
La Biblia dice “La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones en Cristo Jesús” Y
es que la paz es el antídoto de la ansiedad, la tranquilidad para
enfrentar los retos y adversidades de la vida, protege nuestro corazón
“emocional” para que reaccionemos en forma adecuada y aún nuestro
corazón carnal, ese que bombea sangre que se acelera y parece salirse
del pecho cuando la ansiedad lo acelera, por eso déle años a su vida,
déle paz a su espíritu, déle paz a su familia, déle paz a su prójimo,
déle paz y salud a su ser en forma integral.
Cuando se sienta ansioso o ansiosa
deténgase un momento hable con Dios exprésele que hay en su mente en su
corazón, ponga palabras de victoria en sus pensamientos, respire
profundo, tome un poco de agua y resuelva la situación que se le
avecina. Si esta viene de repente recuerde usted tiene ya un “chip” de
años de experiencia, conocimiento y fe en Dios guardada que le darán las
herramientas básicas para responder en forma adecuada en el momento
adecuado, en la intensidad adecuada, con la persona adecuada.
La ansiedad nos enfoca en los problemas y
no en la solución nos hace actuar en forma reactiva, impulsiva. Va
minando la estabilidad emocional y se vuelve parte de la vida de una
persona hasta volverse parte de su descripción “esa persona es ansiosa”;
vasta mirar como retuerce las manos, truena los dientes, muerde sus
uñas, sus dedos, se pone de un carácter insoportable. Si es su caso
deténgase cuando sienta ansiedad identifíquela y tome espacio para
estructurar una solución una respuesta y una estrategia para volver a la
calma necesaria para vivir en paz. De ser necesario busque ayuda,
escuche a la gente cercana ellos son el mejor termómetro.
Algunos consejos para enfrentar la ansiedad.
Planifique sus responsabilidades: Mucha
gente cae em cuadros de ansiedad severos porque viven cumpliendo sus
responsabilidades al último minuto. Sus trabajos en la universidad, en
el trabajo, en su casa los postergan. Viven consumiendo su cuerpo y
desgastandose a todo nivel por falta de planificación. Haga una agenda
con sus compromisos y cumplalos a tiempo. Recuerde cuide sus corazones.
Defina sus prioridades. Cuando son
claras las desiciones son fáciles. La Biblia dice “en lo que requiere
diligencia no perezosos, fervientes en espíritu y sirviendo al Señor”
Cuando usted reconoce que siempre servimos a Dios en donde sea que
estemos, dando un testimonio adecuado de quien es un cristiano y somos
diligentes, la ansiedad no será parte de nuestro equipaje diario.
Accione no ignore. No se puede escapar
de un momento de ansiedad porque siempre se presentará algo que querrá
desubicarle. Pero asuma la situación y actué en forma correcta y de ser
necesario busque consejo, apoyo en otras personas.
Ejerza dominio propio: Recuerde que como
fruto del Espíritu, esta el dominio propio. Es algo que se puede lograr
con la ayuda de Dios y con empeño de nuestra parte.
Dice Proverbios 25: 28
“Como ciudad invadida por sus enemigos y sin murallas que la protejan es el hombre que no domina su espíritu”
Pastora Ruth de Solís
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