Cada uno de nosotros esperamos recibir bendiciones.
Queremos comida, ropa y una casa bonita para nuestras familias. Deseamos
paz, gozo y amistad. Dios quiere esas mismas cosas para nosotros.
Pero Él puede darnos mucho más
que únicamente lo suficiente para sobrevivir. Él tiene la habilidad de
proveer para nosotros más allá de lo que podemos imaginarnos y puede
bendecirnos radical y extraordinariamente.
Considere estas palabras:
Radical significa: “drástico o en extremo”. Extraordinario significa:
“más allá de la razón, sin reservas, impresionante. Esa es la clase de
bendiciones que Dios tiene para usted y para mí.
La Escritura confirma que Dios
desea proveer para Su pueblo de manera extraordinaria. El Salmo 23:5
dice: ...unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. En
Malaquías 3:10, Dios dice: probadme ahora en esto... si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde. Dios quiere proveer abundantemente y en maneras tan grandes
que no podemos comprender.
CREYENDO LA PROMESA DE DIOS
¿Cómo tenemos acceso a las
bendiciones radicales y extraordinarias? Efesios 2:10 nos da más
entendimiento en cuanto a esto, explicándonos que Dios preparó de
antemano una buena vida para nosotros. Usted y yo podemos tener esa vida
únicamente si elegimos caminar en ella, si nos sometemos a Su voluntad
para nosotros. La clave es la obediencia.
Me es de gran ánimo leer sobre
otros seguidores obedientes de Dios, como lo fueron Noé y Daniel. Noé
obedeció a Dios construyendo un arca sin tener señales visibles de que
lo que Dios le había dicho era verdad. También obedeció las otras
instrucciones de Dios, como por ejemplo: mover dentro del arca a su
familia junto a la manada de animales de par en par lo cual fue una
tarea monumental.
Después del diluvio las aguas
bajaron y la bendición de Noé fue evidente: Tanto él como los demás
habitantes del arca eran los únicos seres vivientes que quedaban en la
tierra.
Daniel también recibió
bendiciones radicales de parte de Dios. Él fue llevado a la casa del rey
para ser enseñado, estuvo de acuerdo con las restricciones de Dios, de
que no comería ciertas comidas o haría ciertas cosas a pesar de que el
rey le dijo que hiciera lo contrario. Daniel propuso en su corazón no
contaminarse.
Él pidió, que no se le obligase
a comer de la porción de la comida del rey o beber del vino que se le
sirviera. Hasta donde él sabía, podía morir si rehusaba ceder y
desobedecer los deseos del rey, pero él tenía que hacer lo que creía era
lo correcto.
También, contrario a las
instrucciones del rey, Daniel continuó orando a Dios y no al rey. ¿Qué
bendiciones recibió Daniel por ser tan obediente? A cualquier lugar que
fue, desempeñó un papel de liderazgo. Recibió favor ante todas las
personas y ante todos los reyes. Tenía sabiduría, conocimiento, y podía
interpretar sueños. Ahora bien, esa es ¡una bendición radical y
extraordinaria!
SEMBRANDO SEMILLAS RADICALES
Primero, debemos aprender a
escuchar la voz de Dios claramente. No puede obedecer a Dios si no sabe
cómo escucharlo y nosotros tenemos un derecho comprado con sangre de ser
dirigidos por Él. Dios nos habla de muchas maneras, a través de la
naturaleza, el sentido común y la mayoría de las veces por medio de Su
PALABRA. También nos dirige por medio de esa voz apacible y delicada de
Su Espíritu en nosotros. Ésta es una de las maneras más comunes para
escuchar de Él.
Una vez que usted comienza a
reconocer Su voz, puede elegir a obedecerlo. Sin embargo, para oír de
Él, es necesario estar callados y quietos. Necesitamos silencio tanto en
nuestro interior como en nuestro exterior para poder oír esa voz
apacible. Algunas veces la única forma de lograr ese silencio es
apagando el timbre de nuestro teléfono, salir de la casa, o encontrar un
lugar tranquilo.
POR JOYCE MEYER
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