“¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”
Mateo 6:27 (Reina-Valera 1960)
Hay gente que no puede entender cómo es que nosotros los cristianos
no nos preocupamos al extremo por las cosas. Y es que a veces podemos
estar pasando por situaciones que a cualquiera le roba la sonrisa y sin
embargo seguimos sonriendo.
Y es que nosotros que hemos nacido de
nuevo hemos comprendido que no se trata de lo que nosotros podemos
hacer, sino de lo que Dios puede y quiere hacer.
No hablo que sea malo preocuparse, no, de hecho todos nos preocupamos en algún momento por mucho conocimiento de la Biblia
que tengamos o por mucha fe que tengamos en lo que esperamos que Dios
haga, pero hay una diferencia enorme cuando comprendemos que hay cosas
que por más que nos preocupemos están fuera de nuestro alcance
solucionar, es allí cuando lo único que podemos hacer es confiar sin
preocuparnos.
Yo siempre me he preguntado: ¿Qué gano
con preocuparme al extremo?, ¿Qué gano con preocuparme a tal punto que
el sueño se me vaya?, ¿Acaso con preocuparme voy a solucionar ese
problema que desde el punto de vista humano es insolucionable?,
entonces, ¿Por qué me voy a preocupar al extremo?
Preocuparse al extremo solo acarrea más
carga, desanimo, frustración y hasta enfermedades físicas y es que
muchas veces nos preocupamos a sabiendas que no podemos hacer nada por
solucionar ese problema.
Cuando estés frente a un problema de
esos que humanamente no tienen solución, simplemente ¡No te preocupes!,
porque, ¿Lo solucionaras preocupándote?, en su lugar confía en Dios y
sonríe, que Él vea la confianza total que hay en ti de que es su turno de actuar.
Y es que cuando las cosas se salen de
nuestro control es momento de cederle el lugar a Dios, es tiempo de
permitir que Él se manifieste en eso que para nosotros era imposible de
solucionar, es allí en esos momentos en donde conocemos a Dios más de
cerca y a su poder.
¿Qué es lo que te preocupa este día?,
¿Lo puedes solucionar preocupándote?, ¿Lo vas a solucionar llorando o
quejándote?, ¿Lo vas a solucionar enojándote?, ¿Lo solucionaras
entristeciéndote?, entonces si ninguna de esas actitudes es la fórmula
para solucionarlo, entonces ¿Por qué estas actuando de la manera que lo
estas haciendo?
Hoy quiero invitarte a confiar en Dios, a
no preocuparte del mañana, a estar seguro que Dios no te desamparará,
no dejará y que Él obrará en esa situación que se ha escapado de tus manos.
Hoy es un hermoso día para que sonrías,
regálale una sonrisa a Dios como muestra de tu confianza en Él. En lugar
de llorar, sonríe, en lugar de preocuparte, alaba a Dios, en lugar de
quejarte, agradece, en lugar de enojarte, adóralo y entonces todo tu
panorama cambiara y tu misma fe y confianza en Dios hará que Él mueva su
mano poderosa a tu favor.
¡No te preocupes, en su lugar confía en Dios y sonríe!
“Mas yo en ti confío, oh Jehová;
Digo: Tú eres mi Dios.
En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
Sálvame por tu misericordia.”
Salmos 31:14-16 (Reina Valera 1960)
FUENTE: ENRIQUE MONTERROZA
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