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martes, 28 de mayo de 2013

NUNCA ES TARDE PARA UN MILAGRO

Jesucristo es un amigo fiel y poderoso. Todos necesitamos un amigo poderoso. El puede con cualquiera de nuestras necesidades.

Juan capitulo 11 habla de una familia hermosa que Jesús había visitado varias veces la cual se había convertido en su amiga. En esta familia, había un hombre que se llamaba Lázaro el cual se enfermó y murió. Sin embargo, dice la Biblia que mientras Lázaro estaba enfermo, sus hermanas mandaron a llamar a Jesús diciendo “aquel que tú amas está enfermo”. 

En otras palabras, Lázaro era un buen amigo de Jesús y no hay mejor amigo que podamos tener usted y yo que nuestro Señor Jesucristo porque cuando usted se encuentra en apuros, enfermo o necesitado, usted puede clamarle a su amigo Jesucristo y El le va a responder. Jesucristo es un amigo fiel y poderoso. Todos necesitamos un amigo poderoso. El puede con cualquiera de nuestras necesidades.

María y Marta le dijeron, “Señor, tu amigo está enfermo” y la actitud de Jesús fue prácticamente decir, “mándenmelo a saludar”. Jesús, no fue a orar por su amigo de inmediato sino que esperó dos días más. Sus discípulos, extrañados, pudieron haber pensado, “¿por qué no vamos inmediatamente?” pero Jesús respondió, “esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. En otras palabras, el Señor estaba diciendo “Dios tiene sus propósitos”.

Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a donde estaba Lázaro, ya habían hecho funeral, ya lo habían enterrado y hasta habían puesto la piedra para tapar su tumba. Las hermanas de Lázaro dijeron, “Señor, si hubieras llegado mas temprano, mi hermano no hubiera muerto”. Y el Señor respondió, “lo que tú no sabes es que yo soy la resurrección y la vida. La gente, aunque este muerta, si cree en mi vivirá”. Jesús no dijo, “yo tengo resurrección y vida”; El dijo “yo soy resurrección y vida”. Cuando Jesús llega a un lugar, ahí llega resurrección y llega vida. Cuando usted lo tiene a El, El es su resurrección, El es su vida. ¡El nos da vida en medio de nuestra muerte!

Todos y cada uno de nosotros tenemos desafíos, problemas, angustias, enfermedades, persecuciones, dudas, inquietudes, y algunos de nosotros tenemos todo el paquete de todo lo que acabo de nombrar. Sin embargo, si usted tiene una necesidad, usted es candidato para un milagro de parte de Dios; un milagro solamente viene cuando hay necesidad. En lugar de lamentarse porque tiene problemas, mírese al espejo, sonría y diga “¡qué bueno que traigo algunos problemas, porque eso me hace a mi un candidato para recibir un milagro de parte de Dios!”

Le voy a hacer 5 poderosas declaraciones que pueden cambiar su vida y ayudarle a crecer en su fe:
1. Dios se especializa en lo imposible, en aquello que el mundo y el hombre piensa que es imposible. Si usted piensa que los problemas con su matrimonio, sus deudas, su enfermedad, sus hijos o su familia ya no tienen respuesta, Dios es un especialista para arreglar ese problema.

Dios se especializa en hacer milagros para cualquiera de aquellos que confiemos en El. Dios es un Dios de lo imposible, de los “casos perdidos”. La Biblia declara que lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. De hecho, le quiero declarar que mientras más grande es su problema, más grande será su milagro. Jesús se esperó un par de días para ir a ver a Lázaro y les explicó a sus discípulos “es que esto que va a pasar con Lázaro, va a ser para la gloria de Dios”.

Yo me imagino a los discípulos diciendo, “si se muere Lázaro, ¿cómo va a ser eso para la gloria de Dios?” Es que Jesús podía ver cuando Lázaro iba a salir de la tumba, los discípulos no lo podían ver. Pídale a Dios que le dé ojos de fe para ver cuando su situación va a mejorar, vea con los ojos de su espíritu. ¡Dios toma las cosas que parecen ser imposibles y las arregla! ¡Créalo! Al que cree – dice la palabra – todo le es posible.

2. Dios tiene su tiempo. Dios no esta limitado a nuestro calendario, ni a nuestro horario. Muchas veces queremos decirle a Dios cuando es que necesitamos el milagro. ¿Quién entendería que Jesús se iba a esperar unos cuantos días más para que Lázaro muriese y lo enterrasen? ¿Quién entiende el calendario de Dios? Solo tenemos que seguir creyendo y teniendo paciencia. Estése tranquilo y deje que Dios pelee sus batallas. El puede pelearlas mucho mejor que usted y que yo. Declara el escritor en Hebreos 6, que con fe y con paciencia obtendremos las promesas de Dios. No sea usted como la señora aquella que estaba orando una tarde y dijo “Dios, necesito que me des paciencia, ¡pero ya!” Y hasta le tronaba los dedos a Dios. El le va a dar su milagro en el momento preciso. Dios nunca llega tarde, pero tampoco llega temprano, siempre llega justo en el momento necesario.

3. Dios es movido por compasión. Dios se compadece de nuestras necesidades. Dios sabe que usted y yo somos un pueblo necesitados de El. Jesús se acercó a la tumba de Lázaro y lloró. El miraba a su alrededor y veía la tristeza en la gente pero, ¿sabe qué mas veía en la gente? La falta de fe en la gente que estaba a su alrededor. Jesús lloró y dijo “oh Dios, qué bueno que me escuchas. Y no lo digo por mi, sino por todos estos para que crean”. Dios hizo milagros para que usted crea. Dios tiene un milagro para usted y le está diciendo, “¡escúchame con atención, mi corazón se mueve en compasión por ti y quiero regalarte un milagro, mostrarte mi poder, mi bien, quiero darte mi abundancia!” Dice Hebreos 4 que Jesucristo es nuestro sumo sacerdote y que El se compadece de nuestras debilidades. Si usted tiene una debilidad, una necesidad, hoy mismo busque un rincón en su casa, tenga un tiempo a solas con Dios y deje que Su compasión lo cubra, que usted pueda sentir ese corazón de Dios que tiene ganas de bendecirlo. Dios se compadece de su pueblo, Dios se compadece de usted. Nunca dude.

4. Dios hará lo que nosotros no podemos hacer. Si Jesús tiene el poder de resucitar muertos, ¿acaso no hubiera podido decirle a la piedra que cubría la tumba que se quitara? Claro que sí, pero Jesús no le habló a la piedra y le dijo que se moviera sino que le dijo a dos o tres hombres que estaban allí parados, “muévanme la piedra, quítenme la piedra”. Esa es una muestra poderosa de que Dios hace lo que no podemos hacer. Usted y yo no podemos levantar a un muerto, pero usted y yo podemos quitar la piedra para que entonces Cristo lo haga. Dios no va a quitarnos la piedra. Si usted necesita un milagro, busque a Dios, lea su palabra, acérquese a los médicos, deje que vean que pueden hacer ellos y el resto lo hará Dios. Si tú quitas la piedra, El resucita el muerto.

5. Dios habla al problema. Jesús miró a la tumba mientras la gente estaba toda expectante y solamente dijo “¡Lázaro, ven fuera!” Y de pronto, yo me imagino que Lázaro tuvo que salir saltando porque en aquel tiempo los envolvían en unos trapos. No importa como venga su milagro, una vez que Jesucristo lo declara, ese milagro, que venga como venga, viene de parte de Dios.

Empiece a hablarle a su problema, a su enfermedad. Empiece a decirle, “¡enfermedad, te reprendo en el nombre de Jesús!” Véase en el espejo y empiece a decirse a usted mismo, “sé sano en el nombre de Jesús” “yo declaro vida a mi matrimonio, yo declaro que mis hijos son campeones, que soy la cabeza y no la cola, que yo prestaré a las naciones y no pediré mas prestado, que soy más que vencedor, que soy soldado en el ejercito del Dios viviente, que tengo vida, que la muerte no se puede apoderar de mi, yo declaro bendición y vida eterna”. Háblele a su necesidad, póngale la palabra de Dios a sus problemas, no le ponga sus propias palabras. Empiece a hablarle a sus “Lazaros”. Jesús esta por visitar esa tumba y va a resucitar ese milagro.





FUENTE: PASTOR MARCOS WITT

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