Tu confianza en el Señor será el estandarte que te sostenga en medio de las pruebas más difíciles. Cree y esfuérzate para recibir Su cobertura.
Hageo 2:6-7 dice: Porque así dice
Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y
la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las
naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de
gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Esta escritura nos confirma que la promesa del Señor es llenar tu casa de Su gloria.
Hageo 2:9 continúa: La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
Además debes esperar siempre algo mejor. Recuerda que “gloria” en el lenguaje original no significa nube sino excelencia y preeminencia. El pecado destituye la gloria de Dios en nuestra vida y nos aleja de Sus promesas. Entonces debemos recuperarla para que con ella vuelva todo lo que Él quiere darnos.
En Hageo 2:8 además leemos: Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
Nota que en medio de los dos versículos que hablan de la gloria se encuentra este que menciona lo material. No busques prosperar sino al que prospera. No busques sanidad sino al que sana. Si buscas a Dios por lo que es, también encontrarás lo que puede darte, pero no inviertas el proceso y anheles solamente el fruto porque no lo encontrarás. Cuando visitas un país encuentras y aprecias todo lo que hay en él. Si vas a París no puedes dejar de ver la Torre Eiffel, si te encuentras en Londres es inevitable que veas el Big Ben y si estás en Guatemala seguramente apreciarás el lago de Atitlán. De la misma forma, si conoces a Dios y Su gloria, también encontrarás el oro y la plata que le pertenecen.
La crisis actual es consecuencia de buscar solo la economía y no al dueño de ella. Toda la codicia, tacañería y corrupción que hemos vivido no podía tener otro final que este. Era cuestión de tiempo que el sistema colapsara porque nos hemos negado a comprender que no hay mejores finanzas que la que se aprenden de Dios. Muchos dicen que las finanzas no son un tema espiritual pero se equivocan. Si satisfacer nuestras necesidades terrenales no tiene que ver con Dios, entonces deberíamos andar desnudos como Adán y Eva porque vestirse no es espiritual.
El ejemplo de amor viene de Dios. La Palabra dice que debemos amar a nuestras esposas sacrificialmente y no quejarnos del esfuerzo que hacemos. Las mujeres son difíciles de comprender pero igual debemos quererlas. Las mujeres quieren hombres responsables y se quejan si llegan tarde. Quieren una mejor casa pero el esposo debe conseguirla sin llegar después de la cinco a su hogar. Los hombres también tienen sus defectos, quieren una mujer guapa y no le dan ni para el maquillaje. Entonces, aunque no queramos, nuestra vida inevitablemente está ligada a las cosas materiales, pero hay que priorizar. Primero busca al Señor y luego pídele Sus bendiciones.
Fe en medio de las dificultades
1ra. de Pedro 1: 6-7 dice: En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
El oro y plata de antes significan el dinero de ahora. Las personas utilizaban los tesoros para respaldar la economía de un pueblo y para acuñar moneda legal útil en las transacciones comerciales. Cada quien tiene su representación del oro y plata, algunos pueden hablar de un sueldo mensual, otros de lo que ahorran en un banco y de acciones en la bolsa de valores. Pero cuando todo eso se pierde comienza la aflicción. Actualmente vivimos una terrible recesión económica, hay comercios que venden con el 80% de descuento intentando obtener por lo menos los costos y no declararse en quiebra. Hay muchas personas sin trabajo, pensando qué harán para mantener a sus familias. El problema económico es más fuerte de lo que pensamos y también tiene que ver con Dios.
Job siendo íntegro lo perdió todo y la esposa le reclamó diciéndole: “porqué no maldices a Dios y te mueres, no es posible que aún conservas tu integridad”. Ella se desesperó y provocó tentación frente a los problemas económicos. Es frecuente que tu integridad tambalee ante la falta de dinero porque la sana economía es importante incluso para una pareja que se ama.
Si el oro se purifica por fuego, nuestra fe también. Seamos afligidos si es necesario para convertir esa fe sencilla en una preciosa como el oro. La fe en medio de la crisis y los problemas se convierte en algo imponente, más allá de cualquiera que hayamos visto. Dale gloria a Dios por eso y no rechaces la aflicción que prueba tu fe.
La fe es más poderosa que todo el dinero del mundo. Si perdiste un salario, no tienes cuenta bancaria o posición económica, ve dentro de ti la fe preciosa que tienes porque esa misma volverá a producir todo. Dios es el ejemplo, hizo todo lo que hay sin un centavo, solo habló la Palabra. Imítalo, no hables tus dudas, no digas que no ves la salida. Recuerda que la fe es convicción de lo que no se ve.
Muchos estudiaron y sacaron una carrera con la idea de asegurarse el futuro. Ahora ese mismo conocimiento puede ser un impedimento si limita tu fe en medio de la crisis. Incluso los profesionales están pasando dificultades y se ven en la necesidad de cerrar sus negocios, pero si tienen fe todo podrá restaurarse. El Dios que un día te dio la oportunidad de superarte no ha quebrado, Su Palabra no pasará y si le crees podrás levantarte.
Cada vez que me acerco al Señor con dudas sobre los proyectos que emprendo, Él me da la misma respuesta: “créeme en la construcción del templo, créeme por tu salud, créeme por la multiplicación de la iglesia, créeme, créeme, ten fe, confía en las noches de gloria, ten fe en el éxito de los congresos, sigue creyendo, no pierdas la fe”. Tú puedes tener más paciencia de lo que piensas, no te limites. Si estudiaste y te preparaste seguro tienes las herramientas para salir adelante, sólo te falta confirmar tu fe y entregarte en las manos del que todo lo puede. Lee la Biblia, verás que es un libro de crisis y de cómo la superan los hombres de fe. Allí no se habla de cuánto estudian los creyentes sino de cuánto confían en Dios. Pon tus ojos y fe en ese mismo Dios que da sabiduría, tal como lo hicieron Abraham, Sara, Isaac, Moisés, Caleb, Nehemías, Sansón y los discípulos de Jesús. La misma tierra y los cielos pasan pero Su Palabra trasciende.
No olvides que la falta de confianza en Dios es uno de los peores pecados. Tu fe es más valiosa que el oro y es seguro que Dios te sacará de la prueba si le demuestras tu convicción.
Los frutos de la fe
Marcos 5:25-29 relata: Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
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Pocos versículos son tan catastróficos como el que describe la situación de esta mujer. Nota que ella se quedó sin nada y sufrió a todo nivel. Era rechazada, incluso podían apedrearla hasta morir si se acercaba a algún hombre. Sin embargo se arriesgó porque había llegado al límite y su fe en Jesús era lo único que tenía. Así que luchó para llegar a donde Él estaba y poder tocarlo. Es probable que Jesús le dijera: “no temas porque no has tocado a un hombre, has tocado a Dios”. Entonces vio su milagro y fue sana.
Seguramente muchos hemos pasado por situaciones parecidas o menos trágicas pero igual de desesperadas. No importa cuántos años transcurran si estás convencido de que un día todo mejorará. Debes tener la fe para soportar lo que venga.
Cuando el dinero se termina y piensas que no te queda nada, vuelve tu mirada al Señor y apóyate en esa fe más preciosa que todo lo que puedas ganar en la vida.
El día que terminemos de construir Ciudad de Dios tendré que buscar otro reto porque no puedo vivir sin utilizar mi fe. Dice Efesios que incluso la gracia funciona por fe así que es imposible enterrarla o hacerla a un lado, por el contrario, no dejes de utilizarla y hacerla crecer. La Biblia dice que imites la fe de tus pastores. Yo espero que actúes con esa misma fe que me impulsa a emprender todo lo que hago. Como iglesia debemos tener una misma fe productiva. No mires lo que has perdido, no es posible lamentarse por lo que ya se acabó, mira la fe que tienes y levántate.
Recibe a Jesús en tu corazón para que Su gracia perdone tus pecados y te de la vida eterna. Reconócele como tu Señor y Salvador. Él te dará esa fe poderosa con la cual recuperarás todo lo que has perdido y te levantarás como nunca imaginaste.
Esta escritura nos confirma que la promesa del Señor es llenar tu casa de Su gloria.
Hageo 2:9 continúa: La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
Además debes esperar siempre algo mejor. Recuerda que “gloria” en el lenguaje original no significa nube sino excelencia y preeminencia. El pecado destituye la gloria de Dios en nuestra vida y nos aleja de Sus promesas. Entonces debemos recuperarla para que con ella vuelva todo lo que Él quiere darnos.
En Hageo 2:8 además leemos: Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
Nota que en medio de los dos versículos que hablan de la gloria se encuentra este que menciona lo material. No busques prosperar sino al que prospera. No busques sanidad sino al que sana. Si buscas a Dios por lo que es, también encontrarás lo que puede darte, pero no inviertas el proceso y anheles solamente el fruto porque no lo encontrarás. Cuando visitas un país encuentras y aprecias todo lo que hay en él. Si vas a París no puedes dejar de ver la Torre Eiffel, si te encuentras en Londres es inevitable que veas el Big Ben y si estás en Guatemala seguramente apreciarás el lago de Atitlán. De la misma forma, si conoces a Dios y Su gloria, también encontrarás el oro y la plata que le pertenecen.
La crisis actual es consecuencia de buscar solo la economía y no al dueño de ella. Toda la codicia, tacañería y corrupción que hemos vivido no podía tener otro final que este. Era cuestión de tiempo que el sistema colapsara porque nos hemos negado a comprender que no hay mejores finanzas que la que se aprenden de Dios. Muchos dicen que las finanzas no son un tema espiritual pero se equivocan. Si satisfacer nuestras necesidades terrenales no tiene que ver con Dios, entonces deberíamos andar desnudos como Adán y Eva porque vestirse no es espiritual.
El ejemplo de amor viene de Dios. La Palabra dice que debemos amar a nuestras esposas sacrificialmente y no quejarnos del esfuerzo que hacemos. Las mujeres son difíciles de comprender pero igual debemos quererlas. Las mujeres quieren hombres responsables y se quejan si llegan tarde. Quieren una mejor casa pero el esposo debe conseguirla sin llegar después de la cinco a su hogar. Los hombres también tienen sus defectos, quieren una mujer guapa y no le dan ni para el maquillaje. Entonces, aunque no queramos, nuestra vida inevitablemente está ligada a las cosas materiales, pero hay que priorizar. Primero busca al Señor y luego pídele Sus bendiciones.
Fe en medio de las dificultades
1ra. de Pedro 1: 6-7 dice: En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
El oro y plata de antes significan el dinero de ahora. Las personas utilizaban los tesoros para respaldar la economía de un pueblo y para acuñar moneda legal útil en las transacciones comerciales. Cada quien tiene su representación del oro y plata, algunos pueden hablar de un sueldo mensual, otros de lo que ahorran en un banco y de acciones en la bolsa de valores. Pero cuando todo eso se pierde comienza la aflicción. Actualmente vivimos una terrible recesión económica, hay comercios que venden con el 80% de descuento intentando obtener por lo menos los costos y no declararse en quiebra. Hay muchas personas sin trabajo, pensando qué harán para mantener a sus familias. El problema económico es más fuerte de lo que pensamos y también tiene que ver con Dios.
Job siendo íntegro lo perdió todo y la esposa le reclamó diciéndole: “porqué no maldices a Dios y te mueres, no es posible que aún conservas tu integridad”. Ella se desesperó y provocó tentación frente a los problemas económicos. Es frecuente que tu integridad tambalee ante la falta de dinero porque la sana economía es importante incluso para una pareja que se ama.
Si el oro se purifica por fuego, nuestra fe también. Seamos afligidos si es necesario para convertir esa fe sencilla en una preciosa como el oro. La fe en medio de la crisis y los problemas se convierte en algo imponente, más allá de cualquiera que hayamos visto. Dale gloria a Dios por eso y no rechaces la aflicción que prueba tu fe.
La fe es más poderosa que todo el dinero del mundo. Si perdiste un salario, no tienes cuenta bancaria o posición económica, ve dentro de ti la fe preciosa que tienes porque esa misma volverá a producir todo. Dios es el ejemplo, hizo todo lo que hay sin un centavo, solo habló la Palabra. Imítalo, no hables tus dudas, no digas que no ves la salida. Recuerda que la fe es convicción de lo que no se ve.
Muchos estudiaron y sacaron una carrera con la idea de asegurarse el futuro. Ahora ese mismo conocimiento puede ser un impedimento si limita tu fe en medio de la crisis. Incluso los profesionales están pasando dificultades y se ven en la necesidad de cerrar sus negocios, pero si tienen fe todo podrá restaurarse. El Dios que un día te dio la oportunidad de superarte no ha quebrado, Su Palabra no pasará y si le crees podrás levantarte.
Cada vez que me acerco al Señor con dudas sobre los proyectos que emprendo, Él me da la misma respuesta: “créeme en la construcción del templo, créeme por tu salud, créeme por la multiplicación de la iglesia, créeme, créeme, ten fe, confía en las noches de gloria, ten fe en el éxito de los congresos, sigue creyendo, no pierdas la fe”. Tú puedes tener más paciencia de lo que piensas, no te limites. Si estudiaste y te preparaste seguro tienes las herramientas para salir adelante, sólo te falta confirmar tu fe y entregarte en las manos del que todo lo puede. Lee la Biblia, verás que es un libro de crisis y de cómo la superan los hombres de fe. Allí no se habla de cuánto estudian los creyentes sino de cuánto confían en Dios. Pon tus ojos y fe en ese mismo Dios que da sabiduría, tal como lo hicieron Abraham, Sara, Isaac, Moisés, Caleb, Nehemías, Sansón y los discípulos de Jesús. La misma tierra y los cielos pasan pero Su Palabra trasciende.
No olvides que la falta de confianza en Dios es uno de los peores pecados. Tu fe es más valiosa que el oro y es seguro que Dios te sacará de la prueba si le demuestras tu convicción.
Los frutos de la fe
Marcos 5:25-29 relata: Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
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Pocos versículos son tan catastróficos como el que describe la situación de esta mujer. Nota que ella se quedó sin nada y sufrió a todo nivel. Era rechazada, incluso podían apedrearla hasta morir si se acercaba a algún hombre. Sin embargo se arriesgó porque había llegado al límite y su fe en Jesús era lo único que tenía. Así que luchó para llegar a donde Él estaba y poder tocarlo. Es probable que Jesús le dijera: “no temas porque no has tocado a un hombre, has tocado a Dios”. Entonces vio su milagro y fue sana.
Seguramente muchos hemos pasado por situaciones parecidas o menos trágicas pero igual de desesperadas. No importa cuántos años transcurran si estás convencido de que un día todo mejorará. Debes tener la fe para soportar lo que venga.
Cuando el dinero se termina y piensas que no te queda nada, vuelve tu mirada al Señor y apóyate en esa fe más preciosa que todo lo que puedas ganar en la vida.
El día que terminemos de construir Ciudad de Dios tendré que buscar otro reto porque no puedo vivir sin utilizar mi fe. Dice Efesios que incluso la gracia funciona por fe así que es imposible enterrarla o hacerla a un lado, por el contrario, no dejes de utilizarla y hacerla crecer. La Biblia dice que imites la fe de tus pastores. Yo espero que actúes con esa misma fe que me impulsa a emprender todo lo que hago. Como iglesia debemos tener una misma fe productiva. No mires lo que has perdido, no es posible lamentarse por lo que ya se acabó, mira la fe que tienes y levántate.
Recibe a Jesús en tu corazón para que Su gracia perdone tus pecados y te de la vida eterna. Reconócele como tu Señor y Salvador. Él te dará esa fe poderosa con la cual recuperarás todo lo que has perdido y te levantarás como nunca imaginaste.
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