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viernes, 31 de mayo de 2013

FUIMOS CREADOS PARA DAR

 
 

Tal vez no se ha fijado qué egoísta es andar siempre pensando en sus problemas, siempre viendo lo que usted necesita y quiere, sin ver las muchas necesidades que tienen las personas que se encuentran a su alrededor. Una de las mejores cosas que puede hacer si usted está teniendo algún problema es ayudarle a alguien a resolver el suyo. 

Si usted quiere que sus sueños se realicen, ayude a alguien a hacer realidad los suyos. Comience a sembrar algunas semillas para que Dios le pueda traer una cosecha porque cuando nosotros suplimos las necesidades de otras personas, Dios siempre suple las nuestras. 

Conocí a un hombre hace poco que se encontraba a disgusto en extremo con su vida, estaba desilusionado de Dios y de sí mismo porque aunque había tenido mucho éxito, debido a una serie de malas decisiones, había perdido su negocio, su familia, su casa y todos sus ahorros y ahora estaba básicamente viviendo en su automóvil. 

Se encontraba profundamente deprimido, así que intenté animarle y entusiasmarle. Al terminar mi oración por él, le di un consejo práctico: “Oiga, señor, tiene que quitar su mente de sus problemas”, le dije, “si usted quiere estar realmente feliz, si de veras quiere ser restaurado, tiene que cambiar su enfoque y salir a ayudar a otra persona necesitada; tiene que sembrar algunas semillas”. 

“Usted sabe que por muy grande esté su problema hoy, alguien tiene un problema más grande, ¿verdad? Usted puede hacer la diferencia en la vida de alguien porque usted puede aligerar la carga de otro, puede alegrar a alguien, y puede infundirles con nueva esperanza”. 

El hombre prometió tomar mi consejo y se juntó con un grupo de hombres en Lakewood que ayudan a las personas a vencer adicciones. En lugar de quedarse todo triste en su carro, pensando en el gran fracaso que había vivido, comenzó a pasar su tiempo ayudando en el cuidado de esos drogadictos. Se hizo amigo de varios de ellos, escuchando sus luchas, animándolos, orando por ellos y retándolos a creer en una vida mejor. Él se convirtió en un dador. 

Se apareció en la iglesia unas semanas más tarde, y nunca olvidaré verlo caminar por la entrada de la iglesia: Se veía radiante de gozo, tenía una sonrisa de un lado a otro. Le dije: “Oye, te ves muy bien. “¿Qué está pasando?”

Él me dijo: “Joel, he pasado las últimas dos semanas cuidando a algunos adictos a la cocaína, y nunca he sentido tanto gozo en toda mi vida”. Se limpió las lágrimas y continuó: “Nunca me he sentido tan realizado, he vivido toda mi vida viviendo para mí mismo, avanzando en mi carrera, haciendo lo que yo quería hacer, cualquier cosa que pensaba que me traería alegría, pero ahora veo lo que verdaderamente es importante”.
Fuimos creados para dar, no sólo complacernos a nosotros mismos, y si se pierde de esa verdad, se perderá de la vida abundante, rebosante, y llena de gozo que Dios tiene para usted. 

Se me hizo muy interesante cuando mi nuevo amigo me contó cómo alguien le había ofrecido un trabajo esa misma semana, y se estaba mudando a un departamento. Y me siguió diciendo de todo lo maravilloso que le había sucedido en las semanas desde que se había convertido en un dador en lugar de alguien que siempre recibe, y todo comenzó cuando quitó su mirada de sí mismo y se puso a ayudar a otras personas. 

Cuando usted se extiende a otras personas necesitadas, Dios se asegurará que sus propias necesidades sean suplidas. Si hoy se siente solo, no se quede allí sentado, salga a ayudar a otra persona sola. 

Si está desanimado, no se fije en su necesidad, deje de pensar en sí mismo y vaya a ayudar a suplir la necesidad de otra persona visitando un asilo para ancianos o un hospital de niños. Hable por teléfono con un amigo y anímele; usted tiene que sembrar semilla para que Dios le traiga una cosecha. 

Si usted está creyendo que su hijo vendrá a los pies del Señor, vaya y ayude al hijo de otra persona a desarrollar una relación con Dios. Si está batallando en sus finanzas, vaya y ayude a otra persona que tiene menos que usted. 

Usted puede decirme: “Joel, yo no tengo nada para dar”. ¡Claro que sí tiene! Puede dar una sonrisa, o un abrazo; puede cortar el pasto y arreglarle el jardín a alguien; puede hacerle un pastel a otra persona; puede visitar a un enfermo en el hospital o en un asilo de ancianos; puede escribirle una carta de ánimo a un amigo.
Alguien necesita lo que usted tiene para compartir; alguien necesita su sonrisa; alguien necesita su amor; alguien necesita su amistad; alguien necesita su ánimo. Dios no nos creó para funcionar como el “Llanero Solitario”, nos creó para ser libres, pero no fue su intención que nosotros nos independizáramos los unos de los otros. En verdad, todos nos necesitamos los unos a los otros.


FUENTE: JOEL OSTEEN

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