Es un hecho científico que si vive con una actitud
negativa, siempre sintiendo mucho estrés, preocupado y lleno de temor,
su sistema inmunológico se debilitará, y quedará más susceptible a las
enfermedades y los padecimientos. Los científicos han descubierto que
cada persona desarrolla algunas células cancerosas en su cuerpo cada
semana, pero en el tremendo sistema inmunológico que Dios nos ha dado,
tenemos células que llamamos “células erradicadoras”.
Estas células tienen un diseño
creado específicamente para atacar y destruir células anormales. Hay
estudios que nos muestran que el temor, la preocupación, la ansiedad,
el estrés y otras emociones negativas debilitan, literalmente, esas
células erradicadoras. En otras palabras, si usted pasa su vida estando
siempre estresado, debilitará su sistema inmunológico, y será más
susceptible a enfermedades y padecimientos.
Sin embargo, las personas que
viven contentas, con una actitud y manera positiva de ver las cosas,
las que se ríen con regularidad, desarrollan más de estas supercélulas,
que la persona normal. ¡Imagínese! Cuando está lleno de gozo, su
sistema inmunológico funciona a su mayor potencia, justo como Dios lo
diseñó. La Biblia dice que “el corazón alegre constituye buen remedio…”
Y esa escritura es confirmada cada día por la ciencia moderna.
Uno de los hábitos más
saludables que puede fomentar es el de aprender a sonreír más seguido.
Cuando sonreímos, le mandamos un mensaje al cuerpo entero que marca el
paso para toda nuestra vida. Estudios científicos nos dicen que al
sonreír, ciertos químicos se producen en todo nuestro cuerpo y afectan
todo nuestro sistema, relajándonos y ayudándonos a mantenernos
saludables. Ya sea que tenga un motivo para sonreír o no, haga la
decisión que usted sonreirá de todos modos.
Un día me encontraba en la
entrada principal de Lakewood Church y llegó a mí un niño con una
expresión seria en su carita. Me miró de arriba para abajo, y dijo:
“Quiero saber algo de ti”.
“Está bien”, le respondí. “¿Qué quieres saber?”
“Está bien”, le respondí. “¿Qué quieres saber?”
Sin titubear, el niño replicó: “Quiero saber porqué sonríes tanto”. Lo dijo con tanta severidad que me dio la impresión de que estaba mal que yo sonriera tato.
Sin embargo, le contesté: “Bueno, sonrío porque soy una persona alegre. ¿Tú sonríes muy seguido?”
El pequeño lo pensó y dijo: “Sólo cuando como helado”. Muchos adultos son como este niño, y sólo sonríen cuando la vida es dulce y cremosa, pero si pudieran alegrarse un poco Dios podría hacer un milagro en su vida.
El pequeño lo pensó y dijo: “Sólo cuando como helado”. Muchos adultos son como este niño, y sólo sonríen cuando la vida es dulce y cremosa, pero si pudieran alegrarse un poco Dios podría hacer un milagro en su vida.
Aprenda a reír, y deje de estar
tan estresado y amargado. Una actitud relajada no sólo alargará su
vida, sino que la hará mucho más agradable. Con eso tenemos para dejar
de quejarnos y comenzar a regocijarnos.
Entre más le agradece a Dios
por lo que tiene, más le dará lo que aún no tiene. Pablo dijo: “…he
aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. Se da cuenta
que Pablo tuvo que aprender a estar contento, así como también
aprendió cómo mantenerse lleno de gozo pues éstas no son reacciones
normales ni automáticas. Pablo tuvo que tomar la decisión que resultó
en tener contentamiento.
FUENTE: JOEL OSTEEN
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